En el extremo sur de Chile, dentro de la majestuosa geografía de la Patagonia, se encuentra el Parque Nacional Torres del Paine, un santuario de vida salvaje donde la naturaleza aún conserva su pulso más indómito. Este parque no solo es famoso por sus imponentes torres de granito, lagos turquesa y glaciares milenarios, sino también porque se ha convertido en el mejor lugar del mundo para observar pumas en libertad.
Desde Turtech queremos acercarte este artículo elaborado por Intriper.com sobre los beneficios del turismo responsable para la conservación de nuestras especies.


La fotografía como puente para la conservación
En los últimos años, la fotografía de fauna ha dejado de ser solo una disciplina artística o documental: se ha transformado en una poderosa herramienta para la conservación. Imágenes impactantes que capturan la mirada serena o el movimiento sigiloso de un puma han recorrido redes sociales, revistas y campañas ambientales, generando empatía, admiración y conciencia.
Y con esta visibilidad creciente, han surgido nuevas formas de trabajo en el turismo de naturaleza, donde la figura del fotógrafo-guía gana protagonismo. Personas que no solo dominan la cámara, sino que entienden el terreno, los animales y la ética de observar sin interferir.


Uno de ellos es Felipe Román, guía especializado en vida silvestre y rastreador de pumas. Desde Torres del Paine, lidera safaris fotográficos que ofrecen a visitantes de todo el mundo la oportunidad única de observar a este felino en su hábitat natural.
Conversamos con Felipe Román sobre su experiencia, su visión de la conservación y la conexión única entre fotografía y naturaleza.
¿Cómo nació tu pasión por la fotografía de fauna y qué te llevó a enfocarte en los pumas de la Patagonia chilena?
Mi pasión por la fotografía y la vida silvestre nació de forma muy orgánica. Desde que comencé a guiar grupos de fotógrafos de naturaleza en Torres del Paine, me fui adentrando cada vez más en este mundo. Siempre me interesaron las aves, pasaba horas observándolas, pero un día tuve mi primer encuentro con un puma y fue una conexión total. Desde ese momento supe que quería dedicarme a conocerlos, seguir sus rastros y compartir esas experiencias con otros. Con el tiempo, la cámara se transformó en una herramienta para contar sus historias y mostrar al mundo la belleza de estos felinos y su entorno.

La cercanía de tus fotos con los pumas es impresionante. ¿Cuál es el secreto para lograr ese nivel de proximidad sin alterar su comportamiento natural?
El secreto está en el respeto y en la paciencia. Pasar tantas horas en terreno te enseña a leer el lenguaje corporal del puma, a entender cuándo está tranquilo y cuándo es mejor mantener distancia. Nunca forzamos un acercamiento, los encuentros se dan naturalmente.

¿Cómo es el día a día durante un safari fotográfico en la Patagonia? ¿Qué pueden esperar quienes participan en uno de tus tours?
Comenzamos muy temprano, antes del amanecer, para aprovechar las primeras luces y los momentos en que los pumas están más activos. Nos movemos en vehículo dentro y fuera del parque, recorriendo distintos sectores donde suelen concentrarse. Más que una excursión, es una jornada de conexión con la naturaleza, donde los participantes aprenden sobre rastreo, comportamiento animal, fotografía y conservación.

¿Cuál es el comportamiento más sorprendente o emotivo que has presenciado en un puma?
Ver la interacción entre una madre y sus cachorros es algo que siempre me emociona. La ternura, la paciencia y la forma en que los cuidaba fue increíble. Cada puma tiene su historia y aprender a reconocerlos te hace sentir parte de ese relato.

¿Por qué los pumas “se dejan ver” más aquí que en cualquier otro lugar del mundo?
Torres del Paine es un lugar único. La combinación de protección, abundancia de presas y la reducción de la caza han permitido que los pumas se sientan más seguros. Además, la topografía abierta del parque facilita los avistamientos sin necesidad de intervenir.
La fotografía tiene un poder enorme para generar empatía. Muchas personas han cambiado su percepción del puma: de ser visto como una amenaza, pasó a ser un símbolo de vida silvestre y equilibrio ecológico.

¿Sigue habiendo en Chile una persecución y caza del puma?
Lamentablemente, sí. Aunque está protegido por ley, aún existen casos de caza furtiva, sobre todo donde hay conflictos con la ganadería. Pero cada vez más ganaderos entienden que un puma vivo vale más que uno muerto, especialmente gracias al turismo.
¿Crees que el turismo ayuda en este sentido a poner la conservación en valor?
Totalmente. El turismo responsable ha sido una de las herramientas más efectivas para proteger al puma. Cuando las comunidades ven que el felino genera trabajo, ingresos y desarrollo, cambia la forma en que lo perciben.
¿Cuál es el mayor desafío de guiar un safari fotográfico en un entorno tan salvaje y cambiante como Torres del Paine?
La naturaleza misma. El clima cambia rápido, la luz se va en minutos y los animales son impredecibles. Requiere planificación y adaptabilidad. También mantener la seguridad y ética del grupo.

¿Qué sueñas capturar algún día con tu cámara que todavía no hayas logrado?
Sueño con capturar el nacimiento o los primeros pasos de cachorros en libertad. Sería un privilegio poder registrar esa escena algún día.

Felipe Román representa una nueva generación de guías que entienden que observar, fotografiar y conservar no son caminos separados. En la inmensidad de Torres del Paine, su labor no solo ofrece experiencias únicas, sino que también
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