Accesibilidad Web y el derecho a estar: ¿Por qué es importante en el turismo?
¿Cómo realiza una persona ciega la reserva de elección de sus asientos en un vuelo? ¿Cómo se loguea y registra su reserva en un hotel una persona mayor?
En Argentina, a través de nuestra Constitución Nacional, los derechos de los consumidores están reconocidos. Asimismo, los derechos de las personas con discapacidad, se reconocen a través del articulado y de la inclusión al corpus constitucional. Sin embargo, en innumerables ejemplos las personas con discapacidad o personas adultas mayores no podemos acceder al consumo de bienes o servicios publicados en páginas web o en aplicaciones móviles, relacionadas a, por ej, el turismo.
En esta situación es conveniente hablar del derecho a tener acceso. La accesibilidad es un principio fundamental de la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, pero también es un derecho reconocido en el artículo 9. Más aún, el derecho a acceder a la información, a la recreación, a la movilidad, a la educación, a la justicia está reconocido a lo largo de estos artículos. Sin embargo, ¿Qué impide este acceso?
Muchas páginas web o aplicaciones móviles no son diseñadas bajo los estándares internacionales mínimos de accesibilidad, que permiten que personas con discapacidad visual, auditiva, motriz o cognitiva puedan navegar en el ecosistema digital y acceder a la información. El consorcio W3C estableció estos estándares y en muchos protocolos de programación también están presentes. Entonces, nuevamente, ¿Por qué no se diseña de manera accesible?
Cuando la norma, los derechos establecidos, los protocolos de actuación, etc., apuntan hacia un lado, pero la realidad nos muestra otra cosa, es conveniente hacer un esfuerzo extra para pensar en dónde está la fuente de la exclusión. En ese sentido, vale la pena regresar al inicio de este artículo y pensar en el concepto de “consumidores” y quiénes son considerados como tales por las empresas. Cuando hacemos este ejercicio observamos que no se considera, por lo general, ni a las personas con discapacidad ni a las personas adultas mayores como consumidoras activas de bienes o servicios. Como consecuencia, el mercado pierde un gran potencial de ventas.
Se dice que actualmente nos encontramos en la década de la accesibilidad. La esperanza de vida va en aumento y por lo tanto, hay más personas adultas que infancias. A su vez, el mayor porcentaje de discapacidad se encuentra en personas del rango etario de 50 años en adelante. Esto se debe a que, las personas, las ciudades, los países y el mundo entero está envejeciendo más y por lo tanto, necesitamos que los productos y servicios sean accesibles para todos los públicos.
El estereotipo que existe sobre las personas con discapacidad y adultas mayores hace que todos pierdan: por un lado, están quienes se ven excluidos de sus derechos como consumidores y por el otro, las empresas que no ven que pueden privar, a estas personas, del consumo.
Si pensamos específicamente en la actividad turística, en muchos casos, son personas que disponen de tiempo, recursos y ganas de viajar, como puede ser el ejemplo de personas jubiladas. Es fundamental empezar a concebirlas como consumidoras activas de entretenimiento, de viajes, de productos, de servicios etc.
Existen ya algunas empresas de turismo y hoteleras que han incorporado la accesibilidad en sus motores de búsqueda y han diseñado páginas más amigables para realizar las reservas online, mejorando la experiencia de usuario.
¿Pero de qué hablamos concretamente cuando hablamos de accesibilizar estos tipos de servicios? De acercarse a un público cada vez más amplio y diverso y que va a necesitar diferentes formatos para acceder a la información, a la comunicación o requerir de medidas o apoyos digitales para poder consumir, comprar, elegir y planificar con autonomía y seguridad, sin depender de terceros.
Algunas buenas prácticas para considerar en los ecosistemas digitales son:
● Ordenar el contenido y la funcionalidad de las páginas en una
secuencia lógica y coherente.
● Agregar texto alternativo a las imágenes
● Incorporar audiodescripción y subtitulado.
● Usar paletas de colores para tener en cuenta el contraste, tono,
brillo y luminosidad.
● Usar tipografías adecuadas
Existen muchas estrategias que se pueden adoptar para ampliar e incluir a un público cada vez más diverso. Desde Trama.red impulsamos la accesibilidad como principio fundamental de cada negocio y validamos nuestros procesos con personas con discapacidad, porque tenemos el propósito de derribar las barreras y garantizar el acceso a la mayor cantidad de personas posible.
Matias Ferreyra
Asesor en accesibilidad en Trama.red
www.trama.red
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