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Turismo accesible: creando experiencias más inclusivas.

Lectura | 3057 palabras | 16 de Diciembre de 2021 a las 02:08

Colaboración de Juan Carlos Fazzito, Profesor universitario de Historia y Guía de Turismo especializado en accesibilidad. 

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Es un hecho reiterado que para quienes no son profesionales del sector turístico piensen al turismo accesible como la práctica de bajo costo o barato. Me sucede a menudo entre futuros profesionales o el entorno que me rodea cuando menciono esas dos palabras mágicas que caen en esta graciosa confusión. 

Para desasnar su significado debemos recurrir a definiciones oficiales y precisas que nos permitan delimitar claramente de qué se trata. El mayor ente mundial sobre asuntos turísticos es la Organización Mundial de Turismo; desde allí se planifican y difunden los lineamientos de trabajo para todo el sector, siendo la entidad que brinda formación, capacitación y sugerencias a organizaciones públicas y privadas a nivel global. Muchas veces este material queda perdido en las capas intermedias o en círculos muy reducidos de la planificación de políticas turísticas.

Su sitio web tiene su apartado sobre accesibilidad, donde se encuentran módulos y manuales de libre acceso y descarga. Quienes tenemos la posibilidad de ejercer en este amado y prolífico rubro, sabemos que debemos actualizarnos constantemente y esta es una gran oportunidad de hacerlo. 

En su Manual sobre Turismo Accesible para Todos: Principios, herramientas y buenas prácticas se detalla la evolución del concepto que tanta confusión genera. Vamos a derribar el mito: no se trata de un tipo de turismo low cost. Sí se trata de un conjunto de actividades que pueden pensarse desde dos puntos de vista, tradicionalmente opuestos, que en este caso se transforman en una interdependencia necesaria: los derechos de las personas y la oportunidad de negocios. 

La industria sin chimeneas se sostiene de los intercambios de personas, experiencias, los puentes tendidos entre regiones distantes y diversas, y sobre todas las cosas, de la sana convivencia entre seres humanos. No hay turismo viable y sustentable en regiones conflictivas del mundo. Esto es si pensamos al turismo como una actividad o fenómeno global. ¿Qué pasa si reducimos el análisis a nuestras familias, a nuestras ciudades o espacios de recreación habituales? ¿Cuántas veces salimos a pasear con un adulto mayor y nos vimos condicionados por el estado del lugar y sus posibilidades de disfrute? ¿Y si salimos a dar un paseo con un bebé en cochecito? En muchos destinos, hacer el check out y quedarse con la valija a cuestas para recorrer lo último que faltó antes de abordar el transporte de regreso, se convierte en una aventura llena de contracturas corporales y un stress que consume el descanso obtenido. 

Y vamos a problematizar aún más las cuestiones: una persona ciega, una persona sorda, alguien que utilice muletas o tenga un yeso, por mencionar sólo algunos ejemplos, quiere disfrutar de paseos, salidas y viajes que tanto promociona la industria turística, está en su legítimo derecho de hacerlo, pero ¿están dadas las condiciones para que esto se pueda realizar?

El turismo accesible estuvo siempre relacionado a las actividades turísticas llevadas a cabo por personas con discapacidad en todas sus variantes posibles y las definiciones fueron cambiando a lo largo del tiempo e incluso tiene marcadas variantes según el lugar de origen. 


Veamos unas primeras definiciones del manual anteriormente citado: 

“Conjunto de actividades realizadas durante el tiempo libre dedicado al turismo por personas con capacidades restringidas, que les posibilita su plena integración desde la óptica funcional y psicológica, obteniendo la plena satisfacción individual y social.”1

“Un proceso que permite a las personas con discapacidad y a las personas mayores funcionar de manera independientemente, en igualdad de condiciones y con dignidad a través de la prestación de productos, servicios, y entornos universales en el turismo”.2

Pasamos de hablar de personas “con capacidades restringidas” a “personas con discapacidad” e incluso se suma a las personas mayores. El espectro de población se va ampliando junto con los cambios en los usos de las definiciones, y cabe resaltar la aparición de términos como integración, plena satisfacción individual y social, igualdad de condiciones y dignidad. Ninguna de estas palabras son azarosas y todas aparecen en relación a la prestación de servicios y productos turísticos. 

En esta línea de trabajo se busca integrar a las personas con discapacidad a la actividad turística garantizando sus derechos. Pero ¿Cómo se hace?

Desde 2006 la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad cambia el paradigma de trabajo. El eje no está puesto sobre las personas con discapacidad sino sobre un entorno hostil para el turista, lleno de barreras que impide a todas las personas poder desenvolverse de modo autónomo. Lo que debemos hacer es eliminar estas barreras, ya que personas con discapacidad (incluso parcial o temporal) habrá siempre, así como también adultos mayores. La falla se encuentra en el entorno y las barreras que impiden el acceso a un sinfín de actividades.

Una reciente definición reelabora el concepto:

“El Turismo Accesible es una forma de turismo que implica procesos de colaboración planificadas estratégicamente entre las partes interesadas que permite a las personas con los requisitos de acceso, incluida la movilidad, visión, audición y capacidades cognitivas, funcionar de manera independiente y con equidad y dignidad a través de la prestación de los productos, servicios y entornos turísticos basados en el Diseño Universal.”3

Aquí aparece, al final de la definición, la llave para la solución de esta problemática. Si la práctica del turismo accesible consiste en integrar a las personas con discapacidad eliminando las barreras, es a través del Diseño Universal que todos los proyectos edilicios, urbanísticos, de circulación y usos deben ser diseñados para que toda la población pueda desarrollarse de manera autónoma y con entornos de calidad. El turismo en este paradigma se convierte en un turismo practicable para la mayor cantidad posible de personas.

Los destinos turísticos que aplican el Diseño Universal, comienzan también a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. La oportunidad de negocio es tan grande que resulta atractiva para inversionistas, emprendedores y empresas en general al ver la posibilidad de ampliarse a un nicho del 15% de la población mundial. Algo así como 1.000.000.000 de personas (muchos ceros, ¿no?) que poseen algún tipo de discapacidad, tienen tiempo e ingresos para viajar y a menudo lo hacen con acompañantes. Además, hay que sumarle una visión de negocio a futuro. El aumento de la expectativa de vida mundial hace que en las próximas décadas el denominado “turista senior”, aquél que está en su etapa laboralmente pasiva definitiva y cobra su pensión o retiro, se convierta en la porción etaria que más turistas proporcione al mundo. Sin dudas el futuro de la actividad turística está ahí. 

El momento de ponerse a la altura es hoy. La principal barrera limitante a este inevitable desarrollo del turismo accesible son los prejuicios o el desconocimiento de gran parte de los profesionales del área. Es cuestión de formarse, aprender y no perder nunca la iniciativa.

> Un consejo para los profesionales del turismo: ingresen asiduamente al sitio web oficial de la OMT, ya que podrán encontrar muchísimo material valioso, de gran calidad y alto impacto sobre una enorme diversidad de temas.



A continuación, comparto tres experiencias de visitas accesibles de las que fui parte, tanto en la planificación como en la ejecución y ejerciendo el rol de guía de cada grupo.


Recorrido por la ciudad de Buenos Aires y el Museo Histórico Nacional con un grupo de personas ciegas:

¿Cómo hacer un City Tour y una visita a un museo con personas ciegas?

Sin dudas el desafío fue enorme. 

Previamente se planificó un recorrido desde el punto de salida hasta el museo. Algunos de los visitantes asistieron con su perro lazarillo, acompañamos a cada persona para abordar el minibús y los perros se ubicaron debajo de sus asientos.

Un mapa háptico (táctil con relieves, colores resaltantes y textos en Braille) del recorrido sifrvió de guía para que supieran por dónde íbamos transitando. Al pasar por edificios emblemáticos tuvieron la posibilidad de conocer su fachada a través de imágenes intervenidas con objetos. 

Expresaron una gran curiosidad por conocer los colores de los edificios: la cúpula de cobre oxidada a verde del Congreso Nacional se llevó todos los comentarios de los pasajeros. 

Otro de los sentidos que se pusieron en juego fue la audición al escuchar al icónico Gardel en el barrio del Abasto, o el tema “La Balsa” al pasar por el tradicional Bar La Perla. 

Todos ellos son atractivos culturales destacados en la ciudad de Buenos Aires, ya sea por la imponente estructura y patrimonio arquitectónico de la sede del poder legislativo nacional o por el valor cultural inmaterial de la música argentina de diferentes épocas.

La actividad dentro del museo estuvo cuidadosamente planificada. En su salón más amplio se dispusieron una serie de mesas a modo de postas en las que tenían a disposición material histórico que podía ser tocado solo por ellxs. Cada mesa se correspondía con un periodo histórico y tenía personal especializado del museo. En el mismo recinto, un grupo que interpretaba música con instrumentos estridentes marcaba la orden de rotación una vez que en cada mesa ya se había finalizado la tarea de manipulación y explicación de los objetos expuestos. Antes de hacerlo debían desinfectar sus manos con alcohol en gel y el personal del museo solo los manipulaba con guantes de látex.

Para finalizar, tuvieron la posibilidad de dialogar con un cuadro interactivo del General San Martín, al que le preguntaron si era cierto que él había finalizado sus días padeciendo ceguera, a lo que él, sorprendido por la pregunta, respondió afirmativamente.

Se buscó potenciar todos los sentidos posibles, pero sobre todo garantizar una visita de calidad. 

Aprendizajes: 

> Lo principal: hablar claro y con buena dicción.

> En caso de utilizar material: es muy importante respetar las escalas y proporciones para que puedan tener una cabal idea de lo que se está contando.

> Siempre dejemos que ellos pongan su mano sobre uno de nuestros hombros y podrán así calcular desniveles, distancias y regular la velocidad del desplazamiento. No forzar ni “llevarlos”

   

Recorrido por la ciudad de Buenos Aires y visita al Museo Nacional de Arte Decorativo con un grupo de personas sordas:

En esta oportunidad realizamos un City Tour recorriendo diferentes puntos de la ciudad y haciendo descenso en algunos de ellos. Es sumamente importante comprender que la gestualidad y nuestros labios son fundamentales a la hora de comprender lo que se está diciendo. A diferencia de cualquier recorrido convencional en el que uno menciona “a la derecha podrán observar...” y luego prosigue con el relato, aquí primero hay que relatar y después señalar cuando aparece el atractivo porque, créanme, no es tan sencillo volver a captar la atención de un grupo de personas sordas luego de indicarles que miren a otro lado. En este caso el recorrido contó con la colaboración de una intérprete en lenguaje de señas.

En el museo, nos sumamos con el grupo a una visita regular, con público general. En esa ocasión, observamos algunas quejas debido a la presencia de personas sordas, lo cual es una muestra de algunas de las barreras sobre las que debemos seguir trabajando mediante la concientización, para lograr una experiencia inclusiva y empática.

 Aprendizajes: 

> Contemplar pausas en nuestro relato para que la intérprete pueda llevar a cabo su labor.

> Tengamos presente reservar un lugar desde donde siempre se encuentre visible para todos, si sus manos no se pueden ver, no hay comunicación posible, por lo que ante grupos de personas sordas siempre que sea viable guiar formando semicírculos muy amplios y permitiendo que sean ell@s quienes estén en primera línea.

> Guía e intérprete deben llevar ropa oscura idealmente para que sus manos destaquen del fondo y tener buena iluminación en el lugar.


Visita al CCK con personas ciegas:

En este caso, como guía de sitio recibí a un grupo de personas ciegas. Todo el material háptico fue producido por alumnos del Seminario de Turismo Accesible que dicto para la carrera de Guía de Turismo*, quienes también colaboraron en la visita.

La inmensidad del lugar, la riqueza de sus materiales y la variedad y calidad acústica de sus salones permitieron llevar a cabo una visita inolvidable. Cada uno de los visitantes del grupo estaba acompañado por un voluntario. Al ingresar a cada recinto podían recorrerlo libremente al tacto delimitando el área a recorrer; esta es la manera que tienen de “echar un vistazo” al lugar. Luego les preguntamos qué cosas habían podido percibir y comenzamos con el relato tradicional, destacando las cosas que habían sido captadas.

Los olores de las diferentes maderas de la Sala Sinfónica se llevaron toda la atención. Uno de los visitantes, miembro del Coro Polifónico Nacional, se animó a subir al escenario y deleitarnos con una pieza de canto que permitió apreciar la calidad acústica de la sala. En esa ocasión había una muestra temporaria que poseía una sala oscura, invitando a resaltar todos los sentidos menos la vista. Organizadores, voluntarios y visitantes compartimos la experiencia de ingresar, en donde esta vez los roles se habían invertido y quienes espontáneamente nos daban las pautas eran las personas ciegas. Por un momento todos pudimos comprender lo importante de ponerse en el lugar del otro, siempre.  

 Aprendizajes: 

> Es muy importante conocer las medidas específicas de las dimensiones de los diferentes lugares para contextualizar antes de ingresar a cada espacio

> Llevar un conteo de los escalones exactos que hay que sortear para informar antes de cruzarlos.


¡Espero que sean de inspiración y los motive a sumarse a promover el Turismo Accesible! 



Fuentes:

 1.Grünewald, L. et al. (1996), Turismo Accesible: Experiencias y reflexiones sobre accesibilidad, AMSCA y Fundación Delia Lascano de NAPP. En Manual sobre Turismo Accesible para Todos: Principios, herramientas y buenas prácticas. OMT

2. Darcy, S. (2006), Setting a Research Agenda for Accessible Tourism, Sustainable Tourism for Cooperative Research Centre,Gold Coast. En Manual (...)

3. Darcy, S. y Dickson, T. (2009), ‘A Whole-of-Life Approach to Tourism: The Case for Accessible Tourism Experiences’, Journal of Hospitality and Tourism Management. En Manual (...)


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Juan Carlos Fazzito es Guía de Turismo y egresado de la Universidad Nacional Tres de Febrero como profesor universitario de Historia. Actualmente es profesor en la carrera de Guía de Turismo en IFTS N° 7 de seminarios de especialización como el de Turismo Accesible. Participó en el armado y ejecución del programa Ronda Cultural para el Ministerio de Cultura de la Nación y trabaja como guía en el CCK donde realiza visitas protocolares, educativas y para público general. Es coordinador externo de actividades culturales para Pan American Energy, entre otras.